Carácter, garra, firmeza, temple, enjundia, pundonor, combatividad, fuerza, vigor, empuje, brío, arrojo, coraje, testosterona, corazón… Llámelo como quiera. Jugando con todo y contra todo, Colombia se impuso 1-0 a Uruguay y clasificó a la final de la Copa América, donde se medirá a Argentina, el próximo domingo en Miami (7 p.m.).
Jefferson Lerma, de cabeza, anotó gol que puso a los nuestros arriba en el marcador, a los 38 minutos de juego, en el Bank of America Stadium, de Charlotte (Carolina del Norte), que estuvo teñido de amarillo.
La etapa inicial, como era de esperarse, resultó intensa y luchada, con dos equipos comprometidos a no dar ventajas, procurando evitar cualquier descuido y peleando cada balón.
Eran dos selecciones bien paradas, concentradas y con armas para hacer daño. Parecía que Colombia se acomodaba mejor y se apoderaba del balón, pero no lograba profundizar. Luis Díaz, que siempre tuvo la vigilancia de Cáceres, se fugó en un instante y mandó un centro al que Daniel Muñoz le llegó en el segundo palo y por poco abre el marcador.
El lateral derecho salía con decisión y frecuencia, tratando de aportar la cuota de sorpresa que exigía un juego tan cerrado y batallado.
En medio de todas las precauciones que se asumieron, Uruguay contó con tres opciones claras para anotar a través de Darwin Núñez, que careció de puntería para estremecer la red. El delantero del Liverpool falló en sus remates para fortuna del combinado patrio.
La Selección no hallaba espacios y posibilidades a través del toque. El juego aéreo, como ha sido costumbre en esta Copa América, representó la llave para llegar con peligro al área de Sergio Rochet.
Jhon Córdoba ya había avisado con un cabezazo tras centro perfecto de James, pero el frentazo certero lo dio Jefferson Lerma. En un tiro de esquina levantado por el ‘10’, el volante de marca, que reaparecía tras cumplir una fecha de sanción, saltó más que dos marcadores uruguayos y convirtió el gol que descorchó el tanteador.
Una vez más la pelota quieta y el juego aéreo le daban frutos a los dirigidos por Néstor Lorenzo. La mala noticia, malísima, fue la expulsión infantil de Daniel Muñoz. El lateral, que jugaba con vehemencia y ya tenía una amarilla, le propinó un codazo a Ugarte en medio de la efervescencia del partido. El árbitro mexicano César Ramos le mostró la tarjeta roja después de ser alertado por el VAR.
Quedar con diez hombres en un cotejo tan reñido, con un adversario combativo y con amenazas en el frente de ataque, no era una situación nada fácil. Había que jugar todo el segundo tiempo con esa desventaja.
Sin embargo, los jugadores de Colombia se remangaron, se pusieron el cuchillo entre los dientes, dieron la batalla y minimizaron a la garra charrúa. Néstor Lorenzo sacrificó a Jhon Arias para meter a Santiago Arias y suplir la ausencia de Muñoz.
Los amarillos se multiplicaron y se supieron atrincherar para impedir que los pupilos de Bielsa invadieran los predios de Camilo Vargas. No se notó el hombre de menos, Uruguay, a pesar del ingreso de un creativo de la calidad de Giorgian De Arrascaeta, no lograba tener la claridad suficiente para generar opciones.
Había angustia por la estrechez del resultado, pero Colombia compensaba de buena forma el hombre de menos. Las cosas se complicaron con la lesión de otra pieza clave, Richard Ríos.
En ese momento Lorenzo pensó netamente en proteger el resultado y apostó por dos volantes de marca, Matheus Uribe y Kevin Castaño en lugar Ríos y James Rodríguez, quien había recibido amonestación y ya no tenía la dinámica que exigía las circunstancias del juego.
Solo Luis Díaz, son su habilidad e indomable esfuerzo, se rebuscaba alguna falta y hacía algunos intentos ofensivos.
Lorenzo entendió que los últimos 12 minutos eran con ‘papa y yuca’ y metió a Yerry Mina por Jhon Córdoba. Parecía una decisión demasiado defensiva, pero al final de cuentas, Colombia estuvo más cerca del segundo que Uruguay del empate. Matheus Uribe desperdició dos oportunidades nítidas para anotar en el tramo final del compromiso.
Uruguay no hizo valer el hombre de más y naufragó en sus intentos de ataque ante la guerrera y segura zaga colombiana. Un tiro de Luis Suárez que pegó en el palo y un remate de De Arrascaeta que Vargas mandó al tiro de esquina fue lo más cercano a la igualdad.
Suárez, que ya está en el ocaso de su carrera y evidencia porqué arranca en el banco de suplentes, se dedicó más a provocar e insultar a Yerry Mina que a fabricar opciones que ayudaran a ‘la Celeste’.
Colombia controló y salió adelante ante la adversidad que provocó Muñoz con su descachada. Jugó con todo y contra todo. Ya es finalista y va por Argentina.